Alternativas a los envases de plástico

Alternativas a los envases de plástico, hagamos un análisis

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En los últimos años se comenzó a buscar alternativas a los envases de plástico con el fin de lograr sustituir el plástico en su línea de empaque. Se pretende reemplazar productos tales como las bolsas de plástico o botellas por bolsas de papel o envases de vidrio en un consumo prioritario.

El enfoque puede ser bueno, lo que se busca es disminuir la “contaminación” que producen los plásticos. Lamentablemente el desconocimiento de los procesos así como la nula conciencia del tamaño de la población mundial hacen que la gente “amigable con el medio ambiente” no vea el panorama completo.

Envases de vidrio, una de las alternativas a los envases de plástico

Para la fabricación del vidrio se requiere de grandes cantidades de energía para poder calentar las materias primas que conforman el vidrio. Cuando las materias primas se fusionan se liberan gases contaminantes como el dióxido de carbono y el dióxido de azufre.

Para la fabricación de vidrio es necesario recurrir a la minería para extraer minerales como carbonato de sodio, dolomita y arena de sílice. Debemos tomar en cuenta el gran impacto ambiental que se encuentra asociado a la industria minera.

¿Es realmente más ecológico cambiar el plástico por el vidrio?

La respuesta corta es no. Se requieren químicos para limpiar el vidrio antes de reciclarlo y el proceso para volver a obtener un envase nuevo es el mismo.

El vidrio es reciclable, claro que sí, es uno de los materiales más reciclables que existen, pero no es biodegradable debido a que su proceso de descomposición no sucede de manera orgánica.

Claro que es una de las alternativas a los envases de plástico más tangibles, pero no tan funcional, ecológico ni económico como lo es el plástico.

Bolsas de papel

Para considerar el papel como un reemplazo de los envases de plástico, en este caso concreto, de las bolsas de plástico, debemos analizar lo siguiente.

Si bien las empresas reguladas que se dedican a la fabricación de papel, deben y están obligadas a reforestar, la demanda de ésta materia prima, al aumentar, tomando en cuenta que el número de habitantes en el planeta es mayor, produciría un desbalance en contra de los planes actuales de reforestación.

Los árboles utilizados para la fabricación del papel, en éste caso, de las bolsas, maduran en un período aproximado de 18 años. Además tenemos que tomar en cuenta que de acuerdo a estudios realizados por la Agencia Medioambiental del Reino Unido, las bolsas de papel deben ser reutilizadas al menos 3 veces para que su producción sea sostenible.

La gran mayoría del papel que utilizamos es desechado, no reciclado. Este es un gran inconveniente para esta alternativa. La industria del reciclaje no me dejará mentir.

Agua, se requiere de mucha agua

Por supuesto no podemos dejar a un lado la gran cantidad de agua que se requiere para la fabricación del papel. 10 litros de agua para fabricar una hoja de papel tamaño A4. Esto provoca una huella hídrica en el planeta. Además el agua que se utiliza, si bien dependiendo del país y sus legislaciones, exige a la industria el tratado de éstas aguas, no todas las empresas lo hacen, vertiendo el agua en ríos y mares.

El papel es biodegradable, no queda la menor duda. El verdadero problema de fondo viene derivado de su producción al igual que de su demanda. Si ésta aumenta, como mencionamos anteriormente, la industria en general tendrá que atender dicha demanda, lo que puede ser perjudicial para el ciclo del crecimiento de nuevos árboles y mayor consumo de agua.

En estos momentos existe un balance ya que las bolsas de papel coexisten con las bolsas de plástico y otros materiales, pero si sacamos a uno de ellos de la ecuación y demandamos más producción, ése sería un gran problema.

Un problema de fondo

Y es que como comentamos en nuestro artículo de “El plástico no es basura”, el problema viene más de fondo, el uso desmedido incluso para cosas sin sentido así como la poca cultura y educación.

Es cierto que es más común ver plástico, en éste caso, botellas, que terminan en ríos y mares, pero, y lo reiteramos, no llegaron solos ahí. El usuario de a pie lo tiró, sin tener el más mínimo respeto por su entorno, por las personas afectadas y menos por el medio ambiente.

Ahí es donde debemos realmente de incrementar los esfuerzos para lograr una buena convivencia y balance en el uso de cada uno de los materiales, que ninguno es el villano.

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